Libertad. La Libertad de los esclavos, la libertad cristiana de la fe en algo etéreo, la libertad de trabajar más de 8 horas o de estar en el paro, la libertad de ser pobre, la libertad de poder ir al golf o a una corrida de toros. La libertad de ser rider, precarizado, joven no emancipado, trabajadora domestica explotada, la libertad de ser Condesa consorte de Bornos, yerno de ministro franquista o la community manager del chucho de la Presidenta.
Esa libertad de tener la mayor apertura de espacios de toda Europa, a costa de uno de los mayores índices de mortalidad, la libertad de la muerte, del sufrimiento.
En una sociedad banalizada desde la eclosión de las redes, no hay verdades absolutas aunque estas nunca dejen de existir, la realidad en sentido de Platón es vencida por las sombras, nadie cree al que ha visto la realidad fuera de la caverna, lo tildan de cegado. Cuando que existan colas de personas que no tienen para llegar a fin de mes son obviadas, o la construcción de hospitales vacíos en un momento de pandemia no es una perdida de lo público.
Libertad. Además del autoritarismo, la simbología y la paranoia hay otra característica del fascismo, no pretende hacer caer al capitalismo, sino que lo asume, no hace caer el status quo, lo mantiene y mientras las clases populares siguen explotadas sin importar sus condiciones de vida.
Libertad en Madrid, de Madrid al cielo, vaya esto por cada familia que ha perdido a un ser querido.
Ante la responsabilidad de intentar que no se extendiera la pandemia, del uso del principio de precaución (una máxima de la Organización Mundial de la Salud), en Madrid los ciudadanos/as han votado por el método Bolsonaro o Trump, no importan los que mueran son clases populares, no importa lo que sufran los profesionales de la sanidad, son trabajadores/as.
Ayuso ha doblado resultados respecto a las anteriores elecciones con un partido corrupto, que ha de vender su sede, en plenos juicios por el caso Barcenas, no importa que se hayan embolsado millones de euros destinados a los servicios públicos, que se hayan enriquecido a costa de infraestructuras inútiles. El cielo sobre Madrid.
"Cuando subía hacia el Sol por la montaña,
dejando la niebla del valle,
el fuego en el límite de los pastos,
las patatas entre las cenizas,
el embarcadero a lo lejos, en el lago…
La cruz del Sur, el Este lejano.
El gran Norte, el salvaje Oeste.
El Gran Lago de los Osos,
la isla de Tristan de Cunha.
El delta del Mississipi, Stromboli.
Las viejas casas de Charlottenburg,
Albert Camus.
La luz de la mañana, los ojos del niño.
Nadar cerca de la cascada.
Las manchas
de las primeras gotas de lluvia. El Sol.
El pan y el vino. Dar saltos.
La Pascua. Las nervaduras de las hojas.
La hierba ondulante.
Los colores de las piedras.
Los guijarros en el lecho del río.
El mantel blanco al aire libre.
El sueño de la casa en la casa.
El prójimo durmiendo
en la habitación de al lado.
La tranquilidad del domingo. El horizonte.
El resplandor
de la luz de la habitación, en el jardín.
El vuelo nocturno.
Montar en bicicleta sin manos.
La bella desconocida.
Mi padre.
Mi madre.
Mi mujer.
Mi hijo."
Del cielo sobre Berlin de Wim Wenders
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